Juana colaboró con Sarmiento en sus proyectos pedagógicos y periodísticos.
Gran admirador de su personalidad y proyectos, el maestro mantuvo una interesante relación epistolar. En una de estas cartas le escribió:
“…Cuando usted (Juana Manso) reciba el bautismo de San Esteban, el primero de la larga lista de lapidados, no era a la escritora, a la lectora, a la educacionista...Era, ¿lo creerá usted?, a la mujer inteligente… Una mujer pensadora es un escándalo. ¡Y usted ha escandalizado a toda la raza …¡Sufra usted, por tanto, con la pena, tanta dicha!
…Entra usted, pues, en el camino de esas mujeres que hicieron una obra magnífica que otros siguieron o seguirán después… (Carta a Juana Manso, Nueva York, 15 de Octubre de 1867)