Logró desarrollar su vocación en un ambiente sin tradición ni antecedentes artísticos de importancia, alejado de los centros culturales hegemónicos y, lo que tal vez resulta más impresionante, dejó fluir su creatividad por un cauce no acostumbrado para una mujer en esa época. Además de que su obre se proyecta a través de un grupo de mujeres a las que formó. De esa manera, abrió el camino de participación artística a las futuras generaciones de mujeres argentinas.
Procesa del Carmen nació en San Juan un 22 de agosto de 1918. Hija menor del matrimonio formado por Paula Albarracín y José Clemente Sarmiento y cuatro hermanos: Paula, Bienvenida, Domingo Faustino y Rosario.
Se educó en su hogar aprendiendo los quehaceres típicos de las niñas de esa época y recibió lecciones de dibujo y otras materias de su hermano Domingo. Desde pequeña demostró su inclinación por el arte, especialmente el dibujo.
Con 21 años se inscribió como alumna en el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa de América, única educación formal que recibió en su vida.
En 1842 emigró Chile con su familia, a donde por motivos políticos se había exiliado su hermano Domingo Faustino.
En el vecino país fundó, junto a su hermana Bienvenida la escuela “San Juan y Santa María” en San Felipe de Aconcagua. Esta escuela fue más conocida como el “Colegio de las Sarmiento”. El mismo tuvo gran trascendencia y educó a varias generaciones de niñas.
En 1843 se trasladó a Santiago para tomar clases con el renombrado pintor francés Raymond Q. Monvoisin. En este país retrató a varias personalidades, entre los que destaca el del presidente Manuel Montt.
En 1850 se casó con el Ingeniero francés Benjamín Lenoir, de cuya unión nacieron dos hijas Sofía y Victorina.
Poco tiempo después retomó la enseñanza y la pintura y junto a su marido fundan un colegio en Santiago y otro en Copiapó.
En la década de 1860 volvió a su terruño natal donde colaboró con su marido en su función de Jefe del Departamento General de Escuelas. Al mismo tiempo siguió pintando y enseñando, tanto en su casa como en la Escuela Superior de Señoritas.
Dejó como legado una prolífica obra, en la que destacan los retratos, y varias discípulas que continuaron su tarea.
Sarmiento en un artículo en el que habla del arte pictórico en San Juan, nos cuenta como su hermana se inició en el arte de la pintura:
“…Es el caso que la Señora Procesa Sarmiento de Lenoir, habiéndose distinguido en el Colegio Santa Rosa de Lima por sus aptitudes para el dibujo, continuo con sus estudios durante la emigración a Chile asistiendo diariamente al taller de Monvoisin con el joven mendocino Gregorio Torres, únicos discípulos suyos, y llegado el caso la previno procurarse pinceles y colores, pues estaba en estado de pintar. Le cargó en efecto la paleta, le puso un manojo de pinceles en una mano, diciéndola: pinte, con el pincel que tenía en la otra.
¿Cómo he de pintar sino conozco los colores? - contestó la joven aprendiz
Eso no se enseña, pinte como lo entienda, ahí tiene la cara del pescador. Y comenzó en una tira de papel como escapulario este pequeño cuadro, y que es hoy tal cual salió entonces de su pincel. Creemos que no ha vuelto a ser nada tan perfecto …”. (Obras Completas. Tomo XLVI. Pág. 134)
Esta gran artista y pionera continuó enseñando y pintando hasta muy avanzada edad. Uno de sus últimos cuadros fue “La Virgen del Perpetuo Socorro” venerada en la Iglesia de Santo Domingo.
Falleció el 15 de septiembre de 1899 a los 81 años después de una larga enfermedad, en la misma casa que la vio nacer. Sus restos descansan en el sepulcro de la familia Sarmiento Albarracín de la ciudad de San Juan.
Prof. Valeria Sacchi
Área Investigación
Exhibición temporaria sobre Procesa Sarmiento:
https://casanatalsarmiento.cultura.gob.ar/exhibicion/procesa-sarmiento-2018/
